24/1/12

Compás impar

I

Estás hablando contigo.

Conversas sobre lo que sientes y lo que haces.

Es una manera de luchar.

Dejar atrás el dolor de verte como un elefante mutilado.

Estoy fuera.

Tú dentro, revives lo que sientes.

Tu mirada, aparentemente inerte, arropa el dolor del recuerdo.

Lo buscas por la sensación. Por la emoción. Por inducirnos a crearnos en ese momento.

En el frío. La soledad. Melancolía.

En el silencio. Las lagrimas. Las hojas cayendo.

La brisa al ras del suelo que revuelve la tierra.

Ahora ya no estoy afuera. He parado de ver a través de la ventana. Ya no veo mi reflejo. Te veo a ti. Me veo a mi y a ti, dentro.

II

Mientras tú cantas, yo canto. Revives la sensación de tú historia dentro de tú piel. Yo la mía.

Canto porque me tranquiliza. Saca la ira que hay en mí. Las ganas de huir y de dañarme.

Me serena. Me da vida. Me hace espirar tranquilamente.

Me libera. Me permite sentir lo que hay dentro mío.

Escucho mi otra voz. Mi otro ser.

Volver a la rutina que odio; estar por otros y nadie por mí. Es algo que la música equilibra.

Es darle al rayo, el trueno.

Siento la música en mi alma y como sale a través de mi diafragma.

El sonido que produce mi voz se unifica con el tuyo.

Siento que canto en tu tono, en el mío.

Siento que canto tan bien como tú pero es algo que jamás pasará.

Sólo te siento y me siento.

Respiro profundamente, con dolor. Melancolía. Sigo.

III

Lagrimas brotan de mis ojos.

Así como el mar sobre las rocas luego de una alta oleada.

Cada palabra me toca, siento que me hiere.

Mi piel se desgarra con cada corte.

No soy yo quien me daña esta vez. Son todos quienes me hieren.

No escapo porque es así. Siempre será así.

Mi forma de querer hace que me duela. Que siempre duela.

Siento la música vibrar en mi cuerpo. Mis pulmones la sienten. Mi respiración la siente.

Entonces ya no es lo uno o lo otro. Es música que fluye. Música que siente dolor. Mi música. Música desgarradora y fría. Música de Ella. Tuya.

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